Plebiscito por una nueva constitución para Chile
”Sepan que la tiranía de arriba, engendra la rebelión de abajo”. Represión contra los anarquistas: la historia de Voltaire Argandoña y Hortensia Quinio (Santiago, 1913)
n el escenario socio-cultural actual, se ha hecho rutina la conversación en torno a la violencia, centrada principalmente en los eventos de manifestaciones callejeras que terminan con enfrentamientos entre el pueblo y el brazo represivo del Estado, este último instalando la idea monopólica del uso legítimo de la violencia.
Poco se aborda la reflexión hacia el origen de dicha violencia. Y ¡claro! Es una conversación muy incómoda, porque nos instala a todos como protagonistas de dicha violencia, ya sea por nuestra acción, al comportarnos como soldados enajenados de un sistema que no resguarda ninguno de nuestros derechos fundamentales como la salud, la educación, la vivienda, la vejez protegida, la libertad personal, el trabajo digno o a vivir en un medio ambiente saludable.
De este mismo modo, protagonizamos la violencia por omisión, cada vez que somos indolentes y apáticos ante la injusticia, la desigualdad social, la falsa meritocracia, el abuso de poder, la discriminación. Embebidos en una constitución y sistema diseñados para mantener el statu quo de la estratificación social y en consecuencia la segregación de derechos y bienestar, hace un año atrás reaccionamos en masa, comprendiendo que la violencia es fundamentalmente estructural, y por lo tanto la transformación del sistema actual por uno que garantice el bienestar humano y ecológico se convierte en uno de los principales y más urgentes objetivos de la revuelta sociocultural de octubre de 2019.
“Violenta es la venta de tus derechos y de hecho, es un robo el cobro en educación, salud y techo. Violento es el apropiamiento empresarial de todos los bosques, los mares y el hábitat que van a devastar. Y dónde empieza la violencia?,el despertar la conciencia solo gana consecuencia, yo tapo mi cara, tu tapas la realidad, la violencia de verdad es el capital y su esencia.”
Extracto de la canción Donde empieza, Subverso y Portavoz.
En este sentido, comprendemos que el proceso plebiscitario que estamos viviendo para la redacción de una nueva constitución surge como una respuesta a la demanda popular por la reivindicación de los derechos esenciales, pero es indudable que su planificación y ejecución está teñida por la evidente desconfianza de su liderazgo, bien basada en la falta de respeto y derechamente deshonestidad de la gran mayoría de los personeros políticos involucrados en la administración de este país, quienes han faltado de manera sostenida, e incluso obscena, a su compromiso de representar al pueblo que los requiere para transmitir sus necesidades y conducir soluciones a las diferentes problemáticas que envuelven la vida en comunidad.
Desde Fundación Ciencias para la Cannabis estamos convencidos que una democracia inmersa en el sistema patriarcal y modelo económico capitalista neoliberal, se presenta como una falsa idea de democracia, convirtiéndose básicamente en una especie de dictadura de las mayorías, invisibilizando las minorías que en muchas ocasiones son fuerza que impulsa cambios y reformas necesarias para la evolución social.
Por lo mismo, hemos querido experimentar una forma de organización y administración alternativa, basada en el horizontalismo y consenso, y que podemos describir como: “… una disposición psíquica y social, interior y exterior al sujeto, en la cual ningún hombre y mujer anula la libre expresión de otro, de manera que todos pueden manifestarse sin hallar un obstáculo en el otro, sino más bien un apoyo para el propio crecimiento” (Santos, 2006. De la verticalidad a la horizontalidad, reflexiones para una educación emancipadora, Revista de ciencias sociales y humanidades). Si bien es cierto, el camino a la dilución de las jerarquías es áspero y requiere de nuestra capacidad para la deconstrucción de la estructura consolidada en la sociedad actual, los avances hacia la horizontalidad están cargados de empatía, cariño, solidaridad, compasión y respeto hacia y con el otro.
Finalmente, en esta ocasión queremos extender una invitación que apunta a ejercitar formas alternativas de relacionarnos, donde la hegemonía y el abuso de poder tengan cada vez menos cabida entre cada uno de nosotros, con el objetivo último de emanciparnos del modelo imperante y generar la fuerza necesaria para la evolución humana contextualizada en una comunidad ecológica saludable y sustentable.
Equipo FCPLC
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